COPIAR Y PEGAR

Desde que el mundo existe y el hombre se hizo cargo de su gestión, no hay un día tranquilo y no hay un día de paz y no lo hay a nivel global y no lo hay a nivel local. A veces pienso que la función más primordial del hombre, es INCORDIAR o dicho de otro modo, es tocar los cojones a sus congéneres y algunos que se deben aburrir todo el puto día, lo hacen con especial ahínco. Bueno pues hoy leo que en ésta Isla se quieren controlar las emisiones de CO2 y me parece muy bien, pero coño hablamos de Menorca y en donde las emisiones de CO2 más importantes son a consecuencia de los pedos de las vacas, sí de esas vacas que tranquilamente pastan por campos y colinas menorquinas.

Pues en ésta Isla a alguno se le ocurrió la brillante idea de que hay que reducir la circulación de los coches y se copia y se pega lo mismo que se hace en las grandes ciudades, hablamos de Madrid, Barcelona o París. Pues que nadie se olvide de que en Menorca también se hace. Pues coño, no sería mejor que le pusieran un gran tapón en el culo a las vacas menorquinas, que el restringir que saquemos nuestros bugas y porque, ya lo dije muchas veces, el transporte público en ésta Isla es una mierda pinchada en un palo. Yo ya no estoy para ir andando al curre o ir en bicicleta y además, tengo un coche de última generación, de los que apenas emiten CO2.

Pues no señor, vamos a ser de los más modernos y así, aplicaremos hasta in extremis el código antipolución. Yo desde luego y si hiciera verdadera falta, me apuntaría a ésta movida sin pensarlo dos veces, pero yo veo la cosa un tanto sobrepasada y porque como somos Reserva de la Biosfera siempre tendremos que dar ejemplo. Sí es que al frente del tema Medio Ambiental tenemos a un Consejero de turno que precisamente procede de la más profunda Ecología o eso dice y pone el tío en su antología vital y que me parece muy bien, pero que a la vez, que no me parece también y porque nos van a tocar tiempos de ser ecológicamente ejemplares y todo por copiar y pegar lo que se hace en las grandes capitales. 

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JULIO CORTÁZAR