Hoy tenía que ser un día grande y porque estadisticamente el mejor día es el segundo día post guardia o sea ha pasado el día pastelero después de la guardia y eso significa que estoy suficientemente descansado y dispuesto a comerme el mundo. Bueno, eso dice la estadística y ya veremos si en realidad va a ser así, porque en éstas cosas siempre entra el azar del caos y te pudo haber tocado un día bueno o un día perro. Uno no escoge el como van a ser los días, uno solo puede escoger las mejores o peores intenciones de su presente o de su futuro inmediato, pero después ya no depende de nadie, que se cumplan esas expectativas. Cuantas veces haces planes inmensos y después viene una mosca tocacojones que te infla las pelotas y por ese simple hecho, se te joden los grandes planes del día.
Por tanto nunca hay que cantar victoria hasta que el día haya pasado y nunca antes de tiempo, ni siquiera un minuto antes y porque a veces un minuto se convierte en un día entero. Solo se puede decir, hasta ahora el día me fue del carajo y eso, cruzando los dedos. Yo he tenido días en que empecé de ánimos a modo bestia, que es muy frecuente en mi, y ya desayunando me encuentro con el gilipollas de turno que con un solo comentario que sale de su asquerosa boca, va y me jode la paciencia y me tengo que pasar al modo agresivo y toma contestación agilipollado de mierda, pero sí, me he desahogo, pero el mal rollo me ha quedado dentro.
De todas formas a mi, no me hacen falta muchas cosas y motivos para pasarme el modo agresivo y porque ser agresivo debe ser innato a mi condición humana. Nací, me crié y me desarrollé en modo agresivo, por tanto la agresividad es parte de mi personalidad. Para afrontar las cosas, hay que saber reconocerlas y yo reconozco mi agresividad, pero yo no la rechazo, sólo he aprendido a amoldarla, a darle la forma más conveniente o a saber aplazarla, pero nunca a quitarla de en medio, porque eso sería como negar gran parte de mi existencia. Bueno, esto es mucha teoría y mucho bla, bla, blá...porque después pasa que estoy tan tranquilo y llega un tocacojones y entonces ya no me mido y hasta que corran ríos de sangre yo no volveré a sentirme tranquilo.
Por tanto nunca hay que cantar victoria hasta que el día haya pasado y nunca antes de tiempo, ni siquiera un minuto antes y porque a veces un minuto se convierte en un día entero. Solo se puede decir, hasta ahora el día me fue del carajo y eso, cruzando los dedos. Yo he tenido días en que empecé de ánimos a modo bestia, que es muy frecuente en mi, y ya desayunando me encuentro con el gilipollas de turno que con un solo comentario que sale de su asquerosa boca, va y me jode la paciencia y me tengo que pasar al modo agresivo y toma contestación agilipollado de mierda, pero sí, me he desahogo, pero el mal rollo me ha quedado dentro.
De todas formas a mi, no me hacen falta muchas cosas y motivos para pasarme el modo agresivo y porque ser agresivo debe ser innato a mi condición humana. Nací, me crié y me desarrollé en modo agresivo, por tanto la agresividad es parte de mi personalidad. Para afrontar las cosas, hay que saber reconocerlas y yo reconozco mi agresividad, pero yo no la rechazo, sólo he aprendido a amoldarla, a darle la forma más conveniente o a saber aplazarla, pero nunca a quitarla de en medio, porque eso sería como negar gran parte de mi existencia. Bueno, esto es mucha teoría y mucho bla, bla, blá...porque después pasa que estoy tan tranquilo y llega un tocacojones y entonces ya no me mido y hasta que corran ríos de sangre yo no volveré a sentirme tranquilo.
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