Pues hoy aún estoy crujiente y es que acabo de salir de Guardia y la verdad, no he tenido nada: ni un paro cardíaco, ni un asma exacerbado, ni un accidente de tráfico masivo y mortal de necesidad o sea, cero patatero. Da gusta salir de una Guardia de rositas y salir tan inmaculado como entraste y sin sangre y sin huesos rotos y sin vísceras por los suelos y sin malos despertares a las 4 de la mañana. Dormir dormí, aunque tengo que decir que no se duerme igual que en casa y por varias razones: primera, porque sabes que estás de Guardia y por tanto, tú deber es dormir a medias y para escuchar el móvil a la primera. Segundo, porque el colchón de la cama es una puta mierda llena de muelles retorcidos. Tercero, porque la almohada es demasiado mala y es más dura que una tabla. Cuarto porque los ruidos del medio ambiente, no son los mismos que en tu santa casa y siempre hay una gota de agua o el gozne de una puerta que no entran dentro del muestrario de tus ruidos habituales.
O sea, que salgo entero pero como si estuviera resacoso y mi meta de hoy será llegar a la noche sin pegar ojo y así de sopetón y de un solo tiro, recupero mi ritmo circadiano y entonces, mañana estaré como nuevo. Pero ¿de que me voy a quejar?, ¿de qué no dormí en mi casa? y pobrecito de mí. Yo no voy a dar ideas a mis jefes, pero días de guardia así, debían estar pagados a la mitad, pero teniendo también en cuenta los días malos, que por supuesto debían estar pagados el doble, al final el resultado más o menos se compensa. Claro que hoy me ha sonreído la suerte y cuando la vida te sonríe hay que saber dejarse llevar por los placeres de la carne.
A éstas alturas mis placeres de la carne se reducen a tres cosas: Una, a comerme una rica y sabrosa chuleta o un buen muslo de pollo. Dos, a soñar dormido con cosas guarras y lascivas. Tres, a imaginar despierto situaciones de placeres sexuales y así, te montas tus propias películas guarrindongas y en donde por supuesto, tú serás el rey de la selva y el príncipe de los mares. Y de ahí, no paso y por mucho que quiera...
O sea, que salgo entero pero como si estuviera resacoso y mi meta de hoy será llegar a la noche sin pegar ojo y así de sopetón y de un solo tiro, recupero mi ritmo circadiano y entonces, mañana estaré como nuevo. Pero ¿de que me voy a quejar?, ¿de qué no dormí en mi casa? y pobrecito de mí. Yo no voy a dar ideas a mis jefes, pero días de guardia así, debían estar pagados a la mitad, pero teniendo también en cuenta los días malos, que por supuesto debían estar pagados el doble, al final el resultado más o menos se compensa. Claro que hoy me ha sonreído la suerte y cuando la vida te sonríe hay que saber dejarse llevar por los placeres de la carne.
A éstas alturas mis placeres de la carne se reducen a tres cosas: Una, a comerme una rica y sabrosa chuleta o un buen muslo de pollo. Dos, a soñar dormido con cosas guarras y lascivas. Tres, a imaginar despierto situaciones de placeres sexuales y así, te montas tus propias películas guarrindongas y en donde por supuesto, tú serás el rey de la selva y el príncipe de los mares. Y de ahí, no paso y por mucho que quiera...
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