LA VERDADERA LOCURA

La locura, la verdadera locura no es que te pongas a andar por los tejados y a colgarte de las farolas del puerto, la verdadera locura es seguir viviendo y entre tanto normalizado que se adapta al medio que le ponen y que le dejan. Eso, sí que es locura y lo es, porque tienes que seguir viviendo y coleando entre demasiados descerebrados. Es decir, te tienes que pasar a la puta clandestinidad y vivir haciendo que eres un tío normalizado y en realidad, eres un tío iluminado. Bueno, para eso tienes tus momentos íntimos y personales, para eso debes alargar el tiempo que echas en el water y ya sea, para cagar o mear, porque al final, el sitio más íntimo que tienes, es el puto water y porque tú cagada no la quiere compartir nadie.

La locura no es vivir, la locura es vivir acomodado a lo que te dan o a lo que les sobra. Y hay que vivir el día a día, pero hay que vivir sin seguir al pie de la letra las reglas del juego o por lo menos, a ratos romperlo y destrozarlo todo. Total ¿qué te va a pasar?, que te multen, que te lleven para el turullo, que te pongan cadenas, que te condenen a cadena perpetua, que en la cárcel te rompan el culo y los intestinos...pues sí, te puede pasar todo eso y por saltarte las reglas. Bueno, pero yo en esto soy radical y desquiciado y prefiero que me rompan el culo a la bravo y sin límites, que poquito a poco y untado de vaselina.

La verdadera locura es tener que aguantar al payaso de mi vecino y porque a éstas alturas, yo ya no estoy para eso. Y claro, cada vez que lo veo y el me ve a mi, me entran ganas de meterle sus lindos cupones de ciego por el culo y sacárselos por la boca. El tío menda vende cupones de los ciegos y podía vender mandarinas, pero no señor, vende cupones y con ese arte...y con ese arte de gordo grasiento y asqueroso. Y es que siempre hay que tener a un vecino como acérrimo enemigo y porque así y de vez en cuando, antes de salir en cuerpo de rey a la puta calle, te cagas varias en él...y no sé el como deciros, pero os juro que uno se queda más desahogado. Y siempre ten a un vecino, como enemigo y así, notarás la verdadera diferencia.

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JULIO CORTÁZAR