ENEMIGO A LA VISTA

Las cosas y personas delicadas hay que cuidarlas, hay que cogerlas con sumo cuidado, pues lo delicado es frágil y con facilidad, se rompe. Y lo mismo nos pasa con nosotros, con nosotros mismos y como no te cuides y te quieras, no podrás querer a nadie y ahí está la clave del asunto. primero hay que quererse a uno mismo. Y no es fácil, pues muchas veces te tirarías a la puta basura y por ser un mierda y un cretino o un cobarde o un receloso, pero para algo tenemos el instinto de supervivencia, (problema, es que no siempre funciona) y en teoría, para eso está, para que se te enciendan todas las alarmas al mismo tiempo y entonces, brotes y te rebeles y te retuerzas y que destroces al enemigo, bueno, si hay enemigo a la vista, porque a lo mejor el enemigo lo llevas dentro.

Y la mayoría de las veces, al enemigo lo llevamos dentro y porque si no como puede ser que la misma botella, un día la veas medio llena y otro día la veas medio vacía. Y antes de actuar y de hacer nada, hay que hacer un pequeño kit kat y pensar si tú no eres el verdadero enemigo y si no quieres joder a otro porque la mala conciencia te muerde y no te deja en paz. Ahora, una vez hecho éste pequeño ejercicio introspectivo, yo ya me lanzo sin paracaídas y voy a degüello a por mi enemigo. A mi la profunda meditación, me dura exactamente dos segundos y porque no necesito más tiempo y porque me conozco y sé, si voy a cortas cuellos o si voy a dar besos.

Claro, que hay gente y personas que piensan en los efectos colaterales y en las consecuencias de esa acción, pero yo eso me lo como y porque no me importa si el mundo va a explotar por mis actos. La claridad la tengo encima y cuando ella me muestra su belleza clarividente, yo me contagió de sus espasmos y entro y sin más, en un estado de guerra y al enemigo ni agua, ni consuelo, ni pena, ni gloria. Además, que me gusta ser así y yo disfruto cuando arraso con todo, cuando no crece ni la hierba, cuando gané esa batalla y cuando me paseo triunfante a lomos de mi caballo blanco y saludo y doy besos y me recoloco mi corona de laureles...Y así, soy yo y quién me quiera, bienvenido sea y el que no, que salga por donde ha entrado...

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JULIO CORTÁZAR