Pues Jueves, pues Jueves y nada más, pues Jueves y siempre sobra el Jueves y porque yo tengo necesidad de que llegue el Viernes y de una puta vez. Y hoy llueve y llueve a mares y como a mi me gusta que llueva, pues si llueve que llueva de verdad y sin más tonterías. De todas formas tengo que reconocer que yo con la lluvia tengo debilidad, porque me gusta y porque me encanta y la primera vez que abrí mis ojos, estaba lloviendo en mi querida Ría de Vigo y como siempre y por lo después pude comprobar en el resto de mi existencia. O sea que la lluvia forma parte de mi personalidad y por eso a veces, me llueve por dentro y por eso a veces, se producen inundaciones dentro de mi ser. La lluvia mi gran amiga y además pasa que limpia las calles de gente que no merece ser mojada y porque solo se mojan los que se quieren mojar.
Me gusta el sonido de las gotas de la lluvia al caer de los tejados y sobre todo, me gusta el entorno que produce la lluvia y poca gente y pocos pasos y pocas palabras y pocas sombras...y todo el sonido ambiente se cubre de gotas rotas y no hay nada más...no hay nada más que la lluvia y el mar. Porque no hay cosa más bonita en ésta vida que ver llover sobre el mar o eso me parece a mi y porque tengo que reconocer que esa fue mi primera visión espacial, el ver llover sobre el mar y supongo que por eso tengo esta marcada debilidad.
Y después de ver llover sobre el mar, lo más bonito del mundo es ver llover en las preciosas y adorables calles de mi Santiago de Compostela, donde dicen que la lluvia es arte, pero el arte son sus grandes piedras ancestrales, son sus calles estrechas, son sus entrañables soportales, son ese granito siempre empapado, son esos reflejos que muestra la lluvia sobre las calles y el olor, el olor a piedra mojada, a limpio y a viejo, a rancio y a nuevo, a musgo y a tristeza, a delicada tristeza y ante tanta belleza como te va a importar ¿el que te puedas mojar?.
Me gusta el sonido de las gotas de la lluvia al caer de los tejados y sobre todo, me gusta el entorno que produce la lluvia y poca gente y pocos pasos y pocas palabras y pocas sombras...y todo el sonido ambiente se cubre de gotas rotas y no hay nada más...no hay nada más que la lluvia y el mar. Porque no hay cosa más bonita en ésta vida que ver llover sobre el mar o eso me parece a mi y porque tengo que reconocer que esa fue mi primera visión espacial, el ver llover sobre el mar y supongo que por eso tengo esta marcada debilidad.
Y después de ver llover sobre el mar, lo más bonito del mundo es ver llover en las preciosas y adorables calles de mi Santiago de Compostela, donde dicen que la lluvia es arte, pero el arte son sus grandes piedras ancestrales, son sus calles estrechas, son sus entrañables soportales, son ese granito siempre empapado, son esos reflejos que muestra la lluvia sobre las calles y el olor, el olor a piedra mojada, a limpio y a viejo, a rancio y a nuevo, a musgo y a tristeza, a delicada tristeza y ante tanta belleza como te va a importar ¿el que te puedas mojar?.
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