Por mucho que a veces duela
nunca dejaré de soñar,
¿pues que sería de mi sin mis sueños?,
sin su parte mágica, sin su parte utópica,
sin ese amargo sabor que deja el amor,
sin esas manos de porcelana,
sin esos labios de mujer ardiente,
sin esas penas que arden como las velas,
sin esas risas... sin esos ojos...sin ese pelo...
sin ese ¡buenos días!...y sin ese ¡qué bonito día!...
y despierta...y despierta de tu letargo...
porque aunque nunca dejaré de soñar,
ahora es el momento de decir:
¡ADIÓS!
¡ADIÓS!
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