PLASTAS Y EXNOVIAS

Es evidente que tal y como me tomo la vida, soy un tío bastante feliz y no digo feliz del todo, porque suena muy mal y porque siempre te queda algo malo en el tintero. Porque pienso que feliz feliz, no hay nadie, nadie puede ser feliz del todo, siempre hay algo que te jode o que te nubla la vista, siempre hay un bicho raro que jode tu fiesta y que suele coincidir con que tú no lo has invitado. Soy amigo de fulanito y que te conoce y tú a él y me dijo, que tú eras una buena persona y claro, pasaba cerca de aquí y me dije ¿porque no?, porque no voy a ver al tal Bruno y así lo conozco. Y el plasta y si tú le dejas, se afinca en tu puñetera casa y por su santa jeta de puto jeta. Y mira que hace tiempo me pasó, me pasó dos veces, pero eso sí, aseguro que nunca jamás me volverá a pasar. Porque primero le digo lo que hay y hay una puerta de entrada y de salida y ya que entró, pues ahora no le queda otra, que tener que salir por la misma puerta por la que entró.

Y como todo esto no es muy normal y porque no es tu amigo y es amigo de un posible amigo que ya ni te acuerdas como se llama, pues pasa que si aceptas esa anormalidad como algo normal, poco a poco el plasta se te instalará en tu casa y de repente te ves viviendo en tu casa con un desconocido y que a medida que lo vas conociendo, te das cuenta que es un puto bicho raro. Vamos, un colgado de los demás, un vividor de la historia ajena, un tengo para mis gastitos pero eso sí, no puedo aportar nada para la casa. Y al cabo de unos meses resulta que el menda estaba cargado de problemas y de malos rollos y de ropa poco, pero de malos rollos muchos.

Pues la segunda vez y última, acabo la cosa como el rosario de la aurora, mal rollo hasta las trancas y en el medio yo dejándome con mi novia de aquellas o mejor dicho, dejándome ella y de malos modos. Y el puto plasta por el medio, andando, hablando y cagando y nosotros, sin poder hablar. Más tarde, mucha más tarde, comprendí que tener al plasta por el medio, era una de las tácticas que usaba mi novia para no tener que hablar conmigo. Una forma más de despedirse en puto silencio...cosa que más tarde también entendí...no hay que decir nada cuando no hay nada que decir...y aquella relación de 4 años había sido una puta tortura. Muchas ves quise entender que hacía yo con aquella mujer y no pude...no había sustancia, no había pilares y sí hubo atracción, pero solo al principio...pero eso a toro pasado es casi imposible de saber. ¿estaría ciego o deprimido hasta los túetanos o es que era tan infeliz que no sabía ser feliz?. Pues era yo, por lo menos lo era mi cuerpo o mi carcasa, pero me cuesta tanto olvidar que yo era ese, que al final, me llego a aceptar y entonces y en conclusión, fui yo cuando era tonto o imbécil o estúpido o un deprimido de mierda y sin faltar a los deprimidos, porque entre ellos hay grandes personas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

JULIO CORTÁZAR