Y TÚ ¡FELIZ DE LA VIDA!

Mis entendederas me dicen que para entender el funcionamiento de las cosas hay que cumplir el ABCD del análisis científico y primero, ver y observar y segundo, anotar lo que has visto y tercero, comparar entre las posibles alternativas y cuarto, decidirte por una y a tomar por culo la ciencia y su puto análisis. Porque siempre se olvidan de lo más importante, de tus sensaciones y de tus instintos y mucho análisis concienzudo y basado en la evidencia y de repente pasa alguien y te arrebata el corazón o el alma y ¿qué? y ¿como se come eso?. Pues no será porque previamente lo tenías razonado, porque lo habías visto venir (aunque hay veces, que sí),. porque tus datos basados en la observación te dijeran que por ejemplo, te ibas a quedar colgado de alguien...

Vamos que lo nuestro tiene mucho de imprevisible y poco de previsible. Pero aún así nos agarramos a la puta ciencia o al puto racionamiento científico, pero sabiendo que en cualquier momento cruje y además otra cosa, es que no lo queramos ver así, porque es nuestro único método de analizar y que sí o sí a algo nos tenemos que agarrar. Yo de momento sigo ese método de analizar y porque no tengo otro y porque no me enseñaron otro, pero desde hace un tiempo siempre y siempre dejo un gran espacio a lo imprevisible, a lo espontáneo, a lo que nunca habías pensado y aún así, me acaba sorprendiendo. El factor sorpresa, el más alucinante de los factores.

No todo es programable, la vida no es programable, aunque nos la quieren vender en etapas hechas y consecutivas y a cada etapa corresponde casarse, tener hijos, hacerte abuelo, que sirvas de florero y que no incordies...y claro que hay etapas evolutivas a lo largo de nuestra vida y que están marcadas por la edad...pero el san benito de que a cada etapa corresponde que hagas esto y lo otro, es un puto añadido que sobra. Bueno, lo hacen con todo, hasta con la imagen del Che Guevara y si su imagen supone vender más camisetas, pues ya tenemos el careto del Che en millones de camisetas. Lo que quiero decir, es que si tienes que casarte a los 30 años y porque te lo dicen ellos, la boda te la venden con comida, regalos y hasta con el montaje del viaje de novios, un todo incluido y tú ¡feliz de la vida!.

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JULIO CORTÁZAR