Las 11 de la mañana y ya llevo dos días sin fumar y ahora estoy en el tercero y no pasa el tiempo y las ganas de fumar no bajan...y estoy desesperado...pero no me voy a rendir. No sé, me tengo que demostrar a mi mismo que puedo, que puedo con todo lo que yo quiero. Es como decirme a mi mismo: yo estoy aquí y nadie me va a vencer si yo no quiero que eso ocurra. De chaval tenías que demostrar que sabías manejarte por la vida y de mayor, te lo tienes que demostrar dos veces, una,
porque para eso la vida te dejó vivir y la otra, porque se lo debes...que chico, que nada es gratis, que también debes aportar algo y por eso yo me desgrano intentando de transmitir mis propios pensamientos. El que piensa que la vida es un regalo, está muy equivocado, la vida es una faena o es un trabajo y se te paga en días y años de vida y tú lo compensas con ideas y aportaciones y por eso no es o no debería existir, lo de pasar de puntillas por la vida.
Bueno, puede ser así, pues de todo hay por la vida, pero si quieres exprimir a la vida y hasta su última gota tienes que aportar y pensar y sobre todo vivir y para así, aportar más y más. Es como un puto círculo vicioso, tú vives y aportas más y si aportas más, vivirás más intensamente y así, hasta que la muerte venga a visitarnos con su guadaña. No sé a quién se le ocurrió poner una guadaña a la muerte, pero me gusta esa imagen y ese sentido que conlleva de que te viene a segar, a segar la vida. Ya de pequeñito me gustaban las guadañas y antes de saber que la muerte tenía una...no sé, me gustaban las guadañas por su poderío de segarlo todo y de una sola pasada.
A mi me gustan los contrastes y me encanta ver que la vida se puede dar y regalar a borbotones o que puede ser segada de un solo tajo. En el fondo me gusta el nacer y el morir y no el nacer o subsistir a medias o el morir poco a poco y con gran sufrimiento, pero también sé que por mucho que pida y ruegue la vida va a hacer lo que sale de los cojones, cosa que antes, en mis tiempos más jóvenes, pensaba que no iba a ser así y porque pensaba que yo sería más protagonista en ésta vida y en cambio ahora, me doy cuenta que mi papel era el de vivir y el protagonismo te queda para ti mismo y eso si tú aceptas tu legado (que no todos lo aceptan).
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