Bueno, pues aquí estamos de nuevo. Hoy es Miércoles y es día 5 de Octubre y por supuesto queda menos para Navidades...la gran referencia anual, buena esa y la del Verano, pero la de las Navidades es más entrañable y familiar...es más cariñosa, más íntima, más de vuelve a casa por Navidad...y la, la, lá...Antes y cuando era un puto adolescente y de esto han pasado varios siglos, no me gustaban las Navidades y porque las veía como el colmo de la hipocresía. Bueno, era la visión que yo tenía del mundo y en donde todo era una puta hipocresía y además yo de adolescente era sumamente radical, ahora también lo soy, pero creo que me he suavizado un poco y además pensaba que mis experiencias eran las de todos, es decir, trasladaba mis malos rollos hacia los demás y si yo tenía una muy mala historia con las Navidades pensaba que todo dios la tenía.
Pensaba que todo era un montaje y una parodia y en cierta forma lo sigo pensando, pero también sé reconocer que no todo dios tiene que pasar por las mismas experiencias, que la vida no es solo cara A y cara B, que hay más caras y más historias. Y creo que en esto ha pasado una cosa, una gran cosa, que he tenido tres hijos y así he conseguido ver las Navidades desde otra perspectiva. Digamos que he visto su lado más entrañable y que si tu quieres y los demás también, seguro que le encuentras su lado afectivo. Los hijos te hacen cambiar en todo y menos mal, porque consiguen que seas o que te conviertas en una persona más flexible, más humana, menos rígida y más maleable.
Que sí, que lo puedes conseguir igual con o sin hijos, pero que en mi caso así fue. Tampoco penséis que me he hecho adicto a las Navidades, porque volvemos a lo mismo, no todo es cara A y cara B. Pero bueno, aprendí a cogerle su rollo, su parte amable y familiar. Aún tengo a mi hijo pequeño que se frota las manos cuando habla de las Navidades y es alucinante ver como se le iluminan los ojos...y yo ante esto ¿qué puedo decir?, ¡pues que vivan las Navidades y la madre que las parió!. Ahora sí y ya puestos en el tema, las quiero a todo trapo, con luces por todas las calles, con música empalagosa de villancicos, con copos de nieve, con trineos, con camellos, con.......
Pensaba que todo era un montaje y una parodia y en cierta forma lo sigo pensando, pero también sé reconocer que no todo dios tiene que pasar por las mismas experiencias, que la vida no es solo cara A y cara B, que hay más caras y más historias. Y creo que en esto ha pasado una cosa, una gran cosa, que he tenido tres hijos y así he conseguido ver las Navidades desde otra perspectiva. Digamos que he visto su lado más entrañable y que si tu quieres y los demás también, seguro que le encuentras su lado afectivo. Los hijos te hacen cambiar en todo y menos mal, porque consiguen que seas o que te conviertas en una persona más flexible, más humana, menos rígida y más maleable.
Que sí, que lo puedes conseguir igual con o sin hijos, pero que en mi caso así fue. Tampoco penséis que me he hecho adicto a las Navidades, porque volvemos a lo mismo, no todo es cara A y cara B. Pero bueno, aprendí a cogerle su rollo, su parte amable y familiar. Aún tengo a mi hijo pequeño que se frota las manos cuando habla de las Navidades y es alucinante ver como se le iluminan los ojos...y yo ante esto ¿qué puedo decir?, ¡pues que vivan las Navidades y la madre que las parió!. Ahora sí y ya puestos en el tema, las quiero a todo trapo, con luces por todas las calles, con música empalagosa de villancicos, con copos de nieve, con trineos, con camellos, con.......
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