NIEBLA Y MIEDO

Día nublado, profundamente nublado y porque aparte de que afuera esté nublado (que lo está), yo por mi parte o mi fuero interna, también estoy nublado. Por tanto, todo está nublado, el mundo está nublado y la verdad es que me gusta la sensación de que absolutamente todo, esté nublado. Yo no soy de sol y de sudores vaporosos, soy más bien de niebla, de nubes y de nubes borrascosas. Me gusta la caricia de la lluvia, me desborda el entusiasmo del viento, disfruto con esa pinceladas grises de nubes y si son negras y amenazantes, pues mucho mejor. Y hoy se cumplen todos los requisitos, nublado por fuera, nublado por dentro, nubes negras y amenazantes, viento despierto y con ganas de guerra, mar revuelto y esperando a que se altere más el viento. Somos muchos los que esperamos a que se altere más el viento.

Algunos le llaman: "viento dependencia" y otros le llaman: "movimiento de aires nuevos". Lo que queda muy claro es que el viento limpia, es que el viento renueva y coloca las cosas en otro sitio y cosa que no todos aceptan y el que no lo acepta o se queda colgado o se queda todo loco del coco.¡Hombre! no hay peor cosa que un día nublado y con el viento totalmente quieto y es que parece como si el silencio se pudiera cortar o como si sobre el mar hubiera un pasillo de nubes y del cual emergiera tu peor pesadilla. Y mi peor pesadilla es el MIEDO.

El MIEDO en abstracto o el MIEDO en parcelas concretas, porque al fin y al cabo el MIEDO es el MIEDO y da igual como se presente. El MIEDO  de las pesadillas es difícil de trabajar, pues se mezcla con otras sensaciones, se mezcla con el amor, con la amistad, con la pasión, con la ilusión, con el desamor, con el adiós...El MIEDO forma marañas densas y difíciles de desenredar, conecta historias distintas, mezcla desatinos con aciertos, disloca el orden de ideas y crea un orden nuevo basado en el MIEDO.

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JULIO CORTÁZAR