UNA PAUSA, UN RESPIRO

Preciosa mañana la del día de hoy: suave de temperatura, sol primaveral, pajaritos con su pío pío y voces sueltas por la calle y bueno, algún motor de coche rugiendo y rompiendo el encanto del entorno. Sería un buen día para decidir algo importante o por lo menos para dar un salto cualitativo en ese proceso de la decisión, que no es mi caso, porque yo creo que tengo decididas demasiadas cosas y hoy sería el día propicio para decidir tomarme un descanso en la toma de mis decisiones. Un día sin decisiones, que no es un cero a la izquierda, es simplemente un cero en el punto G de las decisiones. Una pausa en el camino, un respiro.

Se me hace muy difícil no tomar decisiones, porque una vez que empiezas a decidir, te dices: ¡Joder, que gusto! y empiezas a decidir por aquí y por allí y decides tan rápido que de repente te ves que ya tienes todo decidido y sin darte cuenta, resulta que ya has decidido tres o cinco años adelante...y bueno, por eso digo que es el momento de tomarse un respiro y una pausa. Después vas por la calle pensando en que a los demás les llevas una buena delantera, pero en ese momento pienso (y para que no me de tiempo a subirme a ninguna parra) que no hace mucho yo era de ese gremio tan lento, tan horrorosamente lento, tan incomprensiblemente lento.

Y eso que me cago en la toma de muchas de mis decisiones, pero claro, como voy tan adelantado siempre me queda tiempo para repensarlas y darles otras y distintas pinceladas y por eso, me voy  salvando de la gran debacle personal. En el Loquero aprendí esto, aprendí que si no decidías y dabas un paso, un paso evidente para el Psiquiatra y su gente, aumentaba el número de pastillas al día siguiente o pueda que sea una casualidad y que yo esté confundido, pero lo dudo. Y eso no quiere decir lo contrario, o sea que si decidías iba a disminuir el número de pastillas, pero sí que hubiera una pausa y mira por donde volvemos a la pausa o respiro.

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JULIO CORTÁZAR