NO TODO LO QUE SUBE, BAJA...

                                       No todo lo que sube, baja...porque a veces uno se queda ahí arriba, se queda en la puta parra de marras y ya sabemos que ese subidón para algunas personas es muy difícil de bajar y prefieren quedarse allí arriba el resto de su vida. Hombre, la visión desde arriba es mucho mejor y por lo tanto es más completa...pero también es más compleja y porque desde esa altura se pierden los detalles, los pequeños detalles que son tan imprescindibles en nuestra azorosa y tumultuosa vida. Por tanto, tiene su aquél el estar subido en la parra, pero también lo tiene el estar al pie del cañón y observando todo lo que se menea y claro y como siempre, el tema está en encontrar el punto medio o el punto de equilibrio y una temporadita en la Montaña y otra temporadita en la Playa. Y todo hay que decirlo, yo soy más de mar y porque nací mirando el mar y crecí junto a él y sigo viviendo a su vera...pero también es verdad, que siento una especial atracción por la Montaña, quizá sea por su belleza salvaje, quizá por haberla disfrutado a pequeños y diminutos ratos, quizá porque adoro su paisaje de árboles y frondosos ríos...Supongo que será por muchas cosas, pero eso sí, os aseguro que todas son maravillosas.Y vamos a ver, por el medio queda la Ciudad o el Pueblo y yo soy más de Pueblo y soy más de Pueblo que las Amapolas...y porque en el día a día, no soporto esas ondas expansivas del bullicio y los ruidos y durante unos días y solo unos días, puede que mi cuerpo aguante e incluso, puede que disfrute...pero de nuevo dejo la coletilla...de que solo aguanto unos días.

                                   Y mira que yo nací en la ciudad (en concreto, en la ciudad de Vigo) y en la ciudad me he criado...bueno, después pasé por varias ciudades (A Coruña, Santiago de Compostela, etc)...pero desde que había probado la tranquilidad del campo, creo que dejé de echar de menos la ciudad. El campo me conmovió y me enterneció y desde esas persigo los sitios más tranquilos y calmados. Ya veis, vivo en Menorca.... que es más o menos, donde Cristo perdió un zapato...y si la buscáis en el mapa poneros las gafas de aumento, porque es como una diminuta mota de polvo en el mapa. Isla pequeña, digo pequeñísima y tranquila hasta la médula espinal, pero sobre todo, es bella y preciosa y bueno y no voy a ponerme en plan pedante y tal como hacen algunos que dicen que vivimos en el paraíso terrenal...porque vamos a ver, en el mundo y en la tierra hay muchos más sitios que son tanto o más divinos que Menorca. Y ya está....... y Menorca es preciosa y solamente hay que saber disfrutarla.,. pero eso sí, relajados y dejando de lado la pedantería y la estupidez humana y así nuestra mochila pesará mucho menos y además, será más auténtica.

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JULIO CORTÁZAR