La cosa sigue y el calor de tormenta no acaba de irse por la puerta. Menudo verano de continua amenaza y el cielo entre gris y negro y la densidad del ambiente es agua supurada. Pues en días así, dicen que los Poetas nos ponemos todos locos del coco y producimos poemas como se hacen chorizos. Uno tras otro y sin descanso. Pero todo esto, es a base de mucho esfuerzo, las ideas están resbaladizas y cuesta cazarlas con los caza o atrapa sueños, porque con las manos y dedos resulta imposible. Finales de Agosto y fin de etapa veraniega y entramos en Septiembre, principio y fin de las cosas. Septiembre, mes de vendimias cuando yo vendimiaba y hace como más de 40 años que no vendimio. Bueno, era en mi Galicia natal y era en una preciosa finca que tenían mis padres. La viña bordeaba todo el perímetro de la finca (8.000 metros de finca) y había partes de parra muy alta (se necesitaban escaleras) que se alternaban con trozos de parra bajos donde los racimos de uvas casi besaban el suelo. Yo no recuerdo una vendimia sin la lluvia y mojado hasta los Tuétanos. Septiembre en Galicia antes y no sé ahora, era sinónimo de lluvia. Por eso había que ir rápido, porque en cuanto escampaba un rato había que llenar cestos y cestos de uva. Recuerdo las gotas de agua colándose por la pernera y por la espalda. Recuerdo aquél hermoso pajar, que de aquellas no me parecía tanto y aquellos maizales sin espigas, ya se había recogido la cosecha de maíz.
La verdad es que de aquella preciosa y hermosa finca recuerdo todo o casi todo. Recuerdo sus amplios muros de granito, las enredaderas y malas hierbas que le crecían entre piedra y piedra (esto lo sé muy bien porque todos los años me tocaba arrancarlas), sus musgos, sus helechos y sus bichos. Recuerdo las hierbas altas bajo la parra y como más adelante me servían de camuflaje para fumarme un cigarro o dos o tres. Recuerdo los árboles frutales, los hermosos Ciruelos, los Perales, los Manzanos, los Membrilleros, los Limoneros y por supuesto, todos en diversas versiones. También recuerdo cosas de la Huerta: los Pepinos, los Tomates, las Zanahorias, los Pimientos, las Judías..,sí, las Judías que de pequeño llegué a odiar tanto, porque en cuanto llegaban era comer Judías de desayuno, comida y cena. A éstas alturas ya me he curado y ahora, me gusta comer Judías cocidas con patata y huevo duro.
Yo con lo que realmente alucinaba era con los injertos en los árboles frutales, Me costó mucho entender que de un injerto de la rama de otro árbol podía salir otro tipo de fruta, bueno de su familia, pero podía salir otro tipo de Pera o de Manzana o de Ciruela. Me costó mucho porque me parecía alucinante y la verdad, me lo sigue pareciendo. Recuerdo las que hermosas puestas de sol sobre las Islas Cíes, islas situadas a la entrada de la ría de Vigo y es que en Septiembre estaban más preciosas que nuca, las Islas y las puestas de sol. Bueno, ahora lo dejo de momento y os prometo quie otro día seguiré con mi relato.
La verdad es que de aquella preciosa y hermosa finca recuerdo todo o casi todo. Recuerdo sus amplios muros de granito, las enredaderas y malas hierbas que le crecían entre piedra y piedra (esto lo sé muy bien porque todos los años me tocaba arrancarlas), sus musgos, sus helechos y sus bichos. Recuerdo las hierbas altas bajo la parra y como más adelante me servían de camuflaje para fumarme un cigarro o dos o tres. Recuerdo los árboles frutales, los hermosos Ciruelos, los Perales, los Manzanos, los Membrilleros, los Limoneros y por supuesto, todos en diversas versiones. También recuerdo cosas de la Huerta: los Pepinos, los Tomates, las Zanahorias, los Pimientos, las Judías..,sí, las Judías que de pequeño llegué a odiar tanto, porque en cuanto llegaban era comer Judías de desayuno, comida y cena. A éstas alturas ya me he curado y ahora, me gusta comer Judías cocidas con patata y huevo duro.
Yo con lo que realmente alucinaba era con los injertos en los árboles frutales, Me costó mucho entender que de un injerto de la rama de otro árbol podía salir otro tipo de fruta, bueno de su familia, pero podía salir otro tipo de Pera o de Manzana o de Ciruela. Me costó mucho porque me parecía alucinante y la verdad, me lo sigue pareciendo. Recuerdo las que hermosas puestas de sol sobre las Islas Cíes, islas situadas a la entrada de la ría de Vigo y es que en Septiembre estaban más preciosas que nuca, las Islas y las puestas de sol. Bueno, ahora lo dejo de momento y os prometo quie otro día seguiré con mi relato.
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