Lunes día 29 de Octubre,
y ya casi rematado el mes,
otro mes a la mochila
y a lo largo de mi vida van 750 meses,
que se dicen pronto...750 meses y unos cuantos días
y me supongo que unas cuantas horas más y unos cuantos minutos y segundos más,
desde luego yo no voy hacer el cálculo exacto
de meses sí y porque me gustó el resultado de su cifra...750 meses
y en realidad no lo es tanto
o eso me parece a mí
ahora bien y voy a atreverme a calcular los días
y puedo alucinar a colores pues el resultado final son:
22.500 días y noches,
22.500 noches durmiendo
y a su vez multiplicadas por 7 horas de sueño reparador o no tanto...
me dan 157.000 horas dormidas
y eso sí que acojona un huevo,
157.000 horas durmiendo y sin enterarte de nada
si lo llego a saber antes...os juro que hubiera dejado de dormir,
las convertiría en 157.000 horas haciendo cosas que me gustan:
escribir a la tenue y entrañable luz de una vela,
pensar bajo el tierno frío de la noche,
pasear al borde del Océano Atlántico
(aquí, sería al borde del Mar Mediterráneo),
visitar Faros en pleno furor de destellos,
contar estrellas fugaces,
almacenar y contar viejas historias,
jugar a cuenta cuentos alrededor de una hoguera,
bañarse en el mar con la Luna llena,
escuchar todos los sonidos de la noche,
ver alucinantes auroras boreales,
acostarse a la intemperie y bajo un manto de estrellas,
ser el galán de la noche y a la vez ser el amante de la Luna...
y ya casi rematado el mes,
otro mes a la mochila
y a lo largo de mi vida van 750 meses,
que se dicen pronto...750 meses y unos cuantos días
y me supongo que unas cuantas horas más y unos cuantos minutos y segundos más,
desde luego yo no voy hacer el cálculo exacto
de meses sí y porque me gustó el resultado de su cifra...750 meses
y en realidad no lo es tanto
o eso me parece a mí
ahora bien y voy a atreverme a calcular los días
y puedo alucinar a colores pues el resultado final son:
22.500 días y noches,
22.500 noches durmiendo
y a su vez multiplicadas por 7 horas de sueño reparador o no tanto...
me dan 157.000 horas dormidas
y eso sí que acojona un huevo,
157.000 horas durmiendo y sin enterarte de nada
si lo llego a saber antes...os juro que hubiera dejado de dormir,
las convertiría en 157.000 horas haciendo cosas que me gustan:
escribir a la tenue y entrañable luz de una vela,
pensar bajo el tierno frío de la noche,
pasear al borde del Océano Atlántico
(aquí, sería al borde del Mar Mediterráneo),
visitar Faros en pleno furor de destellos,
contar estrellas fugaces,
almacenar y contar viejas historias,
jugar a cuenta cuentos alrededor de una hoguera,
bañarse en el mar con la Luna llena,
escuchar todos los sonidos de la noche,
ver alucinantes auroras boreales,
acostarse a la intemperie y bajo un manto de estrellas,
ser el galán de la noche y a la vez ser el amante de la Luna...
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