¡NO CAMBIAMOS TANTO!

No sé el porqué pero a veces lo más pequeño se te hace inmenso,

un día, unas horas, unos pequeños minutos, unas décimas de segundo

y ante tus ojos y en ese diminuto tiempo, pasa lo más inmenso,

no sé puede pedir que entre más en ese tiempo espacio,

en realidad la vida de uno es un átomo suelto en la inmensidad del espacio

o es un granito de arena en medio de un inmenso desierto,

en realidad pensamos que somos algo en crecimiento

y cuando nos damos cuenta, sabemos que ya nos estamos hiendo,

uno siente y nota cuando le dan el primer aviso

y para que hablar del segundo y del tercero...

pero volvamos al primer aviso

y un día de repente te das cuenta que ya no llegas a aquello

o que al agacharse te quedas doblado por donde antes nunca te había pasado,

y dicen y yo sé que es cierto,

que la evolución se hace a pequeños pasos o diminutos saltos

y en éste caso a la vejez le pasa lo mismo,

pero la mayoría son pequeños pasos indetectables para las alarmas del cuerpo

(no son de Prosegur y por eso les pasa),

hasta que un día escuchas ¡crack! y sientes el dolor agudo que le acompaña,

de repente pasas a preocuparte...pero a preocuparte de verdad...

y te dices para tus adentros:

ya no estoy tan bien...tengo que limitar mis actividades físicas,

las mentales no, la degradación de las mentales vendrá más adelante,

y entonces las físicas son las primeras en sentir el desgaste de los años,

y después del primer aviso viene una reacción en cadena:

dolor de rodilla, dolores de cadera, dolor de Lumbago,

dolores de huesos y de todos los huesos,

 dolores articulares...

y de las Cervicales ¿para qué hablaros de ellas? mis queridos muchachos...

mis Cervicales son mi punto neurálgico,

son mi Talón de Aquiles,

son mi debilidad más exacerbada, más osada y más dolorosa

y además, no las cuido nada de nada,

es más yo creo, ¡que hasta las maltrato!,

las hago dormir sobre camas horribles inventadas por algún torturador,

las pongo y coloco en almohadas que parecen tablones de obra,

no las cuido, no las estiro, no las mimo...

y lógicamente, ellas me pasan factura y con IVA incluido:

me obsequian fuertes y agudos dolores de Cuello,

me conceden unos mareos maravillosos que ya quisieran algunos,

y a veces y por extensión y contagio me contraen gran parte de mi espalda....

pero como dice el refrán: 

Sarna con gusto no pica

y me temo, que así seguirá siendo...

en realidad..... ¡no cambiamos tanto!

solo parece que cambiamos

y lo único que nos pasa

es que envejecemos a pasos de gigante...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

JULIO CORTÁZAR