UNA PEQUEÑA Y ENTRAÑABLE HISTORIA

Avanza el día y yo me sigo encontrándome raro y extraño

tengo un dolor sordo en mi hemiabdomen izquierdo que no me deja en paz

y el problema está en que como soy médico debía saber de que viene,

pero es que en ese flanco izquierdo solo tengo tripas

y vosotros, también las tenéis,

el Colon, el famoso Colon que descubrió las Américas

y que se cepilló a tribus enteras,

aunque en nuestros libros de historia y por ser tan de la patria española

nos dijeron y nos contaron que el descubrimiento de América

 fue todo un favor que le hicimos a los pobres indígenas,

ellos andaban por la selva en taparrabos y pañales

y gracias a nosotros, dejaron de andar en pelotas

dicen los libros de historia que los catequizamos

y para ello nos cargamos a dos tercios del pueblo

y el otro tercio del pueblo, de inmediato dijo sí,

dicen que se convirtieron de motu propio

y voy yo y me lo creo,

vieron llegar extremeños y gallegos muertos de hambre,

 además, de asturianos, catalanes (catalanes también)

murcianos, andaluces, castellanos, aragoneses, baleáricos,

valencianos, vascos todos fornidos pero también muertos de hambre

y ante el desembarco de tal batallón

¿que iban a hacer los autóctonos?

pues rendirse y abrazar la fe cristiana,

yo también lo haría

y más viendo a ese batallón dispuesto a todo

y embuchados dentro de su traje de gris hojalata

que por cierto en él, rebotaban las flechas y lanzas

había que buscar las costuras de aquellos plateados trajes

y meter la flecha por la rendija entre dos articulaciones

 pero eso, lo sabemos ahora y gracias a los documentales de la tele

que tan bien nos duermen después de comer

pero de aquellas un indio

¿qué podía hacer?

pues escapar y correr

y si aún así, le daban alcance...

lo mejor que podían hacer

era arrodillarse y decir que abrazaban la fe de dios,

yo haría eso,

pues valoro y mucho mi apreciado pellejo,

yo soy de los que iría delante

porque toda mi vida fui delante de los Toros

pero tengo que dejar una cosa muy clara,

si algo y por lo que fuera, se torciera

también iría delante,

sólo que en éste caso para correr más que los demás,

valoro y mucho mi piel y mi pellejo

y a la hora de correr para que no me trinquen,

soy el primero de la clase.

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JULIO CORTÁZAR