Y YO ESTO (ME TEMO), NO LO PODRÉ CAMBIAR

Crear, crecer y volver a crear para volver a crecer,

sentir, disfrutar y a seguir sintiendo,

me gusta lo que se crece y al final, se desborda,

me encantan las historias interminables sin finales y sin finalidad,

nadie se muere,

siempre hay una alternativa o un plan B o C,

y de paso, pasamos de la cursilada del beso final

y justo antes de que éste hecho se produzca,

pues volvemos a empezar

y así una y otra vez,

claro que podemos jugar a cambiar los papeles y los decorados,

pero la historia es la misma o muy parecida,

uno se enamora de otra o de otro

y al revés, también me vale,

se conocen, se quieren, se adoran,

se comen vivos y hasta no poder respirar el uno sin el otro,

pero después y poco a poco, empieza el desgaste

y de aquellos húmedos besos pasamos a estos pozos secos,

y de aquellas hermosas caricias se pasa usar el mando a distancia

y entonces la pregunta del millón sería ésta:

¿esto es el amor?, ¿esto es por lo que tanto luchamos?

y del entusiasmo inicial pasamos a la desidia de todos los días

dicen que el roce desgasta

y es verdad desgasta y nos desgrana en átomos insensibles

la apatía, el miedo, la inseguridad, la desconfianza,

los celos (que habélos hainos) son como granos en el Culo

que siempre estarán a punto de reventar...

pero preferimos mirar hacia otro lado

y decir te quiero con la misma rutina que nos damos los ¡Buenos días!

preferimos ver la Luna desde su cara oscura

y yo esto (me temo), no lo podré cambiar.

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JULIO CORTÁZAR