¡NO QUEDA NADA DE AQUÉL AMOR!












No queda nada de aquél amor

y ¿para qué?,

para seguir revolcándote en la desgracia,

para retorcerte en tu mala suerte,

para llorar y sufrir eternamente...

no queda nada o apenas queda nada,

quizá quede un brote que languidece de pena

o que se mustia de angustia,

sabe de su muerte anunciada,

conoce las causas,

reconoce su cobardía,

entona el mea culpa y el culpa tuya...

pero da igual,

vino el viento del norte

y lo cambió de lugar y sitio

y ahora vuelvo a pensar,

 ¡no queda nada de aquél amor!.

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JULIO CORTÁZAR