
Por un lado se asomó la vida
por el otro se anunció la muerte
y por el medio él luchó por la vida
y también se olvidó de la muerte,
y al final esa muerte anunciada apareció un día
y diciendo a modo letanía:
¡te quedan unos cuantos días!
y para éste viaje no te hace falta equipaje,
te llega con lo puesto y con tus Huesos,
te llega con tu Carne y el graznido de los Cuervos,
te llega con tu Lengua y el añejo sabor del Aguardiente,
te llega con recordar aquellas mañanas de lluvia intensa y fría,
y aquellas tardes de entrañable sol otoñal con sabor a Tierra mojada y Castañas asadas,
y no te olvides de recordar
todos aquellos días con luz espléndida de sol y de sombras,
de aquél baile de claros y oscuros,
de aquellos juegos en los Maizales verdes y frescos
de aquellas muchas tardes escondidos entre las raíces de la Tierra,
de sobrevivir entre hierbas salvajes y hiedras que trepaban por los Muros
de estrenar sentimientos verdaderos y zapatos nuevos
y no te olvides de aquellos Domingos con tu mejor traje
y lo que hacías al salir de Misa
y de como siempre se te manchaba tu mejor traje
y como que decidiste dejar de ir a Misa...
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