Buenas tardes. Peores serán las noches. El otro día en mi trabajo me dijeron que se iba a constituir una comisión psicosocial y para medir nuestro bienestar o nuestro malestar psicosocial (que no es poco). Yo apunto más por lo último, en realidad yo apunto por cagarme en todo y ya puestos, en plan diarreico. Yo asumo mi mierda y ¿vosotros?. Yo le doy betún al mono de Anís. Me acuerdo de cuando le cascaba al Anís del mono y de los putos chicles que tenía que masticar a continuación. Más tarde y cuando dejé de beber, pude comprobar que ese sistema no funcionaba. Parece que otros siguieron mi táctica y esa mezcla explosiva de alcohol, caramelos de menta o chicles era apuntarse a un fracaso estrepitoso. El olor a Anís no hay quién lo quite de la Boca y sobre todo de las malas lenguas que lo detectaban con su olfato perruno y maligno.
Volviendo a la comisión psicosocial de mi trabajo, no sé prefiero el harakiri o el colgarme de una viga del techo. Que hablando de techos, yo vivo en una casa de 130 años y la altura del techo me da para colgarme tres veces y morir en todas ellas. Yo prefiero ir al psiquiatra. Me encantan los psiquiatras porque no les entiendo nada y además, te atiborran a pastillas de todos los colores. Tú vas y ellos te ponen un sello y te dicen que debes saber comportarte y eso te lo está diciendo un payaso vestido de psiquiatra. Que fácil resulta dar consejos. Tan fácil como montar comisiones de los cojones. No sería mejor que empezaran a rodar cabezas. Mundo de dios, mundo endemoniado, mundo inmundo. Las balas las carga el demonio y la estupidez la cargan cuatro gatos que salen por la pequeña pantalla. A mi me gustan las estrellas rutilantes y más si son fugaces y transitorias. Que no empalaguen. Lo nuestro pudo ser mucho mejor, pero eso se piensa mientras lo cagas.
Nada hay mejor en ésta vida que la dulce compañía del silencio y más si ese silencio es el de los Corderos. Que ahora, que ya hemos votado, no nos va a escuchar ni dios. Yo voté y ¿porqué?.
y sobre todo ¿para qué?. para que se repartan la Tortilla. El problema, su problema es...es que sillón me corresponde a mi y todo esto bien aderezado con la palabra pueblo. Yo hablo en el nombre del pueblo. Y el otro también habla en nombre del pueblo. Y todos somos pueblo y todos somos mierda.
El día en que realidad me cabree arderá Paris por tantas barricadas y coches quemados. Será una catarsis frenética. Un día de estos me voy a encerrar en casa y no voy a salir más. Total ¿para lo que hay que ver?. Mi casa de 130 años con sus vigas más altas que el sol me soporta y me comprende (Y por supuesto, Yo a ella). Ahora bien, que la comisión de marras funcione, que el psiquiatra se vaya a tomar por culo y que el mono se emborrache con Anís del puto Mono. Y ésta ha sido la crónica de hoy en día.
Volviendo a la comisión psicosocial de mi trabajo, no sé prefiero el harakiri o el colgarme de una viga del techo. Que hablando de techos, yo vivo en una casa de 130 años y la altura del techo me da para colgarme tres veces y morir en todas ellas. Yo prefiero ir al psiquiatra. Me encantan los psiquiatras porque no les entiendo nada y además, te atiborran a pastillas de todos los colores. Tú vas y ellos te ponen un sello y te dicen que debes saber comportarte y eso te lo está diciendo un payaso vestido de psiquiatra. Que fácil resulta dar consejos. Tan fácil como montar comisiones de los cojones. No sería mejor que empezaran a rodar cabezas. Mundo de dios, mundo endemoniado, mundo inmundo. Las balas las carga el demonio y la estupidez la cargan cuatro gatos que salen por la pequeña pantalla. A mi me gustan las estrellas rutilantes y más si son fugaces y transitorias. Que no empalaguen. Lo nuestro pudo ser mucho mejor, pero eso se piensa mientras lo cagas.
Nada hay mejor en ésta vida que la dulce compañía del silencio y más si ese silencio es el de los Corderos. Que ahora, que ya hemos votado, no nos va a escuchar ni dios. Yo voté y ¿porqué?.
y sobre todo ¿para qué?. para que se repartan la Tortilla. El problema, su problema es...es que sillón me corresponde a mi y todo esto bien aderezado con la palabra pueblo. Yo hablo en el nombre del pueblo. Y el otro también habla en nombre del pueblo. Y todos somos pueblo y todos somos mierda.
El día en que realidad me cabree arderá Paris por tantas barricadas y coches quemados. Será una catarsis frenética. Un día de estos me voy a encerrar en casa y no voy a salir más. Total ¿para lo que hay que ver?. Mi casa de 130 años con sus vigas más altas que el sol me soporta y me comprende (Y por supuesto, Yo a ella). Ahora bien, que la comisión de marras funcione, que el psiquiatra se vaya a tomar por culo y que el mono se emborrache con Anís del puto Mono. Y ésta ha sido la crónica de hoy en día.
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