LAS 9 DE LA NOCHE

                              Las 9 de la noche y no escuché las 9 campanadas de la Iglesia. A lo mejor el campanero está de vacaciones o a lo mejor está de baja laboral y por una puta gastroenteritis que lo ha dejado medio ko. Los designios del señor son inexcrutables y entonces las posibles causas de porqué el campanero no toco hoy las campanas de la Iglesia y más estando al borde de las fiestas de éste pueblo (empiezan el día 24), son materia prohibida. No hay causas y caso cerrado. Hoy se nota que en la calle hay bullicio de gentío y la gente pasea de un lado a otro y esperando que algo pase y yo sé como va acabar la cosa...no va a pasar nada de nada, no va a pasar res de res. También se nota en los bares, están todos petados y a rebosar. por sus costuras El pueblo en sí está desbordado, hay la efervescente euforia previa a una fiesta popular y corren litros de gin mezclados con limón y todo dios, todo dios menos yo, piensa que en ésta fiesta habrá sorpresa y por supuesto, esa sorpresa será buena para todos, para todos menos para mi. 

                          Y ¿porqué digo esto?...pues porque yo no espero nada bueno de ninguna fiesta. A lo largo de mi vida fui a tantas fiestas y en casi todas ellas hubo borrachera de máximo nivel y su consecuencia al día siguiente, fue catastrófica. Resaca de alto standing con todos sus ingredientes: fuerte dolor de cabeza, nauseas a lo bestia, mareos y retortijones que avisaban de que iba a venir una preciosa y maravillosa diarrea. Y todo el día tirado en la puta cama y de vez en cuando tomando una cervecita y para no quedarme en pañales a nivel de alcohol. Mucha tele y de la mala y de la peor. Mucho agobio y con el puto juramento de que iba a ser la última vez en mi vida. Ya sabéis que jurar en falso no cuesta mucho, tú juras y para ese día te vale y para el siguiente, ya no. Pero eso pasa con todo, un día quieres a una persona de una manera alucinante y a lo mejor años después, suena la flauta y zas la has dejado de querer. Y no hace falta que pasen años para que pueda ocurrir esto, a veces llegan con días o meses. Pero bueno ésta una reflexión que dejo para otro día.

                        El tema también estaba en que si tú en esas fiestas te liabas con la horna de tu zapato ¿qué pasaría?. Y pasaba que te ibas a la cama con la otra persona y bueno, ya conocéis el asunto alcohólico y más si es a cuatro manos y a dos piernas y a dos cabezas...pues que todo se duplicaba o se cuadriplicaba y la cefalea era de dos y la diarrea y los vómitos, pues también. Y claro a la mañana siguiente te preguntabas ¿si habíamos follado?...porque no te acordabas de nada de lo que pasó en el último acto. Que por cierto, mucho tiempo más tarde pude comprobar y así me pude demostrar a mi mismo, que en noches como esa, lo de follar como que no. Deseabas pero no podías. Querías y al ser dos nos dormíamos juntos y revueltos entre Sábanas sudadas y desde luego, nunca bien folladitos. Pero en la vida, no todo es follar menos mal.

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JULIO CORTÁZAR