Otro nuevo día en una mañana preciosa. Cielo límpido y nítido, vestido de azul cielo, de sol brillante y claro. Como mis ojos verdes que brillan cada vez que salgo de guardia. Me digo, chico una guardia menos que hay que hacer y el hecho de tachar una guardia...no sabéis el placer que produce. Yo tengo un cupo de guardias, como todos tenemos un cupo de días, años y meses y eso nos lleva a que nuestra edad y nuestra tontería y nuestro tiempo de trabajo están predeterminados. Una vez que salimos de fábrica o del canal del parto, llevamos la fecha de nacimiento en la etiqueta o ficha que cuelga de nuestra piel o pellejo y no podemos leer la fecha de caducidad, pero ahí está y no podemos porque está escrita con tinta invisible. Todo lo que nace tiene fecha de caducidad. Yo por ejemplo, a lo largo de mi vida debo andar por las 5.000 guardias (por poner un número) y me temo que voy por las 4.800 y estoy a punto de caramelo. Pero hay que nadar ese último tramo final y llegar y vencer y ser y estar y soñar y querer y amar y escribir. Otra preciosa mañana otoñal. Otro día saliente de guardia que va a saber a muy poco, pues mañana entro de nuevo de guardia de 24 horas. Por tanto, hoy es un día entre medias (día medianero), hoy es un día entre el salgo y entro de nuevo. Es como si estuviera en el puto limbo y si me excedo en querer celebrar mi día libre, de repente me viene el pensamiento controlador que controla mi equilibrio emocional y que me pone en mi puto sitio y por eso me recuerda, no te pongas tan contento que mañana vuelves a entrar...La vida es así. La vida te deja disfrutar por momentos y en cuanto quieras convertir un momento en una situación prolongada en el espacio tiempo, ella te pone en tu sitio y te recuerda que la vida está hecha de pequeños momentos e ínfimos instantes y por supuesto, que todo no se puede tener. Pero claro, la vida sólo te lo recuerda cuando las cosas te van viento en popa y a toda vela, porque cuando te van mal se olvida de decirte lo mismo o si lo hace, lo hace tan tímidamente que la mayoría de las veces no te enteras de lo que te ha dicho. Para lo bueno, todo son dificultades y para lo malo, todo puede ser peor. Por mucho que digan, yo soy de los que pienso que la balanza de la vida está inclinada hacia el lado negativo (de neutral, no tiene nada). En ésta vida hay mucha más lucha que paz y hay más guerra que paz interior y exterior. Guerra y paz, pero en muy distintas proporciones. Y no hay paz sin guerra y no hay guerra sin más guerra y solo encontraremos la paz muy de vez en cuando. Dicen que después de la tempestad viene la calma, pero la calma como la paz, se presentan cuando ellas deciden presentarse por azar y no cuando tú quieres que se presenten y por tanto, no hay regla fija para la paz y la concordia. Y si todo sale mal, se le llama mala suerte y si todo sale bien, esas será la excepción a la puta regla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario