
Viendo pasar la vida desde donde estoy
observo que soy y que estoy,
que soy porque me toco y me siento
y que estoy porque el espejo así me lo dice,
y soy de carne y hueso
me recubre una piel suave de tacto,
un poco reseca y cuarteada por el paso de los años,
dura y bien arraigada en sus profundas raíces
tierna y crujiente y de labios ardientes,
apasionada y sensitiva,
lasciva a veces,
en otras, ardiente
en días festivos, se viste de seda
y en las noches de luna llena,
marca sus venas calientes y palpitantes
y espera a que venga alguien y se las muerda...
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