MÉDICOS Y HUMANIDAD

Cuando la noche se pone terca y tozuda pasa esto y el reloj avanza y son las 4,30 de la mañana. Bueno queda el consuelo que queda menos para salir de ésta prisión llamada guardia de 24 horas seguidas y en la que hay que estar siempre dispuesto para lo peor. Nos enseñan para eso, para ponernos en los peores casos y eso a veces me cuesta demasiado y en esas veces tengo verdadera necesidad de poder respirar aire de normalidad. A veces, necesito ser normal y romper ese molde de héroe que todo lo puede salvar y esto lo digo mis queridos compañeros, porque ante la muerte se pueden hacer cosas pero no tantas, aparte de tener que sopesar las posibles consecuencias de su resucitación y porque hay veces en que sabes que puedes devolverle la vida a una especie de vegetal y eso hay que decidirlo en milisegundos. Hay un dolor muy profundo en esa clase de decisiones, hay el dolor de la impotencia que siempre te dice...poder puedes hacer más y mucho más, pero claro ¿hacia donde?, ¿con que destino? y ¿tú quién coño eres para decidir como un pequeño dios terrenal?...Pues no soy nadie o mejor dicho soy médico y debo estar preparado para tomar éste tipo de decisiones y también debo estar preparado para poder olvidar de la mejor manera posible éste tipo de situaciones. Y lo siento y lo tengo que decir...no estoy preparado y ni ahora ni nunca. Y eso que yo soy perro viejo en éstas lides y debía tener el callo trabajado y las entendederas al servicio de la causa. Pero va a ser que no, que por mucho que me haya preparado, el dolor te sigue dando patadas en la puta conciencia y a veces te resquebraja las fibras más sensibles.

Lo que hay entender es que somos seres humanos, aunque también tengo que decir que no todos los médicos somos humanos y hay mucho julai y hay mucha mala persona vestida de bata blanca y con el fonendo colgado del cuello. Hay mucho señorito médico que en honor a su clase, quiere ser más que nadie. Y hay mucho payaso que hace que sabe y que no tiene ni puta idea. Hay mucho estúpido
que presume de título y no sabes muy bien si le dieron en la tómbola del pueblo o se regaló su papi con todo su poderío de potentado. En fin, hay mucho mierda en ésta vida y algunos que se disfrazan de grandes médicos y otros que se camuflan de arquitectos o de profesores de alto postín. En todos los sitios cuecen habas. Pero volviendo al tema médico, yo creo que la pasta está por encima del médico (en general, digo) y por eso hay muchos de mis colegas que les tiras un billete de 20 euros y se lanzan como suicidas por un precipicio. La pasta, la puta pasta. Pero aparte de eso, nosotros los médicos tenemos un poder muy especial y ese es...que jugamos con la vida y con la muerte. Por eso yo y otros defendemos la sanidad pública y para que ese poder de la pasta no se meta tan por el medio y que la pasta no tenga ese poder de decisión sobre un asunto tan sensible y humano. Claro que dentro del gremio médico somos pocos y somos poco más que dos, pero ya se sabe que en la calle y codo a codo, somos muchos más que dos. Y eso no lo saben los de mi gremio.

A lo que voy...es que es muy difícil decidir entre la muerte y una vida digna y para que hablar de una muerte digna que en muchos casos se adolece y se padece en sus carnes moribundas. Todo...todo debe llevar un barniz humano y ese debe ser el núcleo de la cuestión. Ser persona antes que médico. Ser humano ante cualquier cuestión. Pero eso sí, no nos olvidemos que algunos que ejercemos de médicos también somos seres humanos y por ello, tenemos derecho a dudar. No somos putas máquinas que decidimos apretándonos un botón. Y dudas y muchas dudas... pero hay que decidir y en dos segundos o tres y una vez que se tenga el asunto decidido, no hay que olvidarse que dentro de ti  o mejor dicho, de mi y como médico, me ha quedado el sabor amargo que deja una posible equivocación...

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JULIO CORTÁZAR