
Nunca me fallaste
hasta que día me fallaste de verdad
y ya sé que para ti no fue así
y sería yo el que te falló,
pero claro
si estamos en dos extremos distintos
tendremos opiniones contrapuestas,
además,
ya no hay congresos donde se puedan arreglar las cosas,
en tiempo de confinamiento
están prohibidas todo tipo de reuniones,
claro que en nuestro caso,
sólo seríamos dos,
pero que dos,
¿dos que valen por muchos?
¿por muchos qué?
será por muchos objetos o cosas o utensilios,
porque desde luego,
no valemos por muchas personas
ya quisiéramos, ¡ya!
aunque a veces pienso
que para mi eres un globo desinflado,
eras un globo y un inmenso globo lleno de vida y colores,
pero vino dios o quién esté ahí arriba,
y te lo pinchó
y desde ese día no eres más
que un globo pinchado quejoso, miedoso y compungido,
te diste contra el suelo de bruces,
pero al llegar a tu casa dijiste,
que alguien te había empujado,
me supongo para ti, sería yo el malhechor,
por lo menos lo sería dentro de tu mente,
sería el Bruno
que no sé que se cree,
parece un puto pavo real desplumado,
siempre desplegando sus plumas al viento,
siempre hablando y cacareando de lo que hace y de lo que deja de hacer,
siempre metiendo su dedo en el ojo ajeno,
y lo que tenía que hacer (según tú),
es metérselo por el culo
y hasta las mismas amígdalas palatinas...
yo en el fondo de todo...
lo siento
y lo siento porque sinceramente creo que te fallé,
pero que te fallé por otra razón,
debí actuar antes,
debí darme cuenta antes
de que eras un pufo lleno de aire,
en cuanto rasqué un poco en tu superficie,
tu globo se vino abajo
y se desmoronó como un castillo de naipes
ahora eres aire caliente que viene del desierto,
secas todo lo que tocas
y a tu alrededor solo se mueve arena.
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