¡¡¡ESTOY COJONUDAMENTE!!!






Domingo,

domingo 14 de junio

mañana preciosa

luz espectacular,

suave brisa del norte

fresca y amable,

un tipo no para de hablar por el móvil,

la radio del vecino no para de sonar,

pero yo insisto

y quiero seguir de ventanas abiertas a la calle,

aunque hay veces que me entran ganas

ya no de encerrarme en mi mismo,

si no de no volver a salir a la calle

y dejar esa normalidad de ruidos, voces y conversaciones,

para los que son considerados como normales,

ellos se saludan y se reconocen,

les gusta olisquearse como perros en celo

y así saber si el vecino le pone los cuernos a su mujer

y con quién y cuando y donde,

o si ese otro vecino bebe a escondidas y al por mayor

y no sé como no va a alcohólicos anónimos,

la normalidad cotidiana de cada día,

suena la radio,

otro ve la tele,

el otro sigue su conversación telefónica,

al fondo de la calle

se empiezan a escuchar gritos de discusiones

(nunca pueden faltar)

y por el medio se cuelan

algún llanto entrecortado de un niño pequeño,

unas carcajadas sonoras y sueltas,

el sonido de un timbre de una casa,

un fragmento de un diálogo televisivo,

el trinar de algunos pájaros,

el ronroneo de motor de un coche,

y ahora se empieza a escuchar,

la campana de la iglesia

que anuncia que estamos en domingo

y les recuerda sus fieles,

que hoy deben acudir a misa

y yo como no creo

estoy exento y libre

yo estoy en domingo

pero en domingo después de una guardia de 24 horas

y tengo que decirlo claramente,

¡¡¡estoy cojonudamente!!!.

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JULIO CORTÁZAR