Tienes miedo
y por eso te muestras ausente,
tienes hambre
y me dices que ya has comido
tienes vergüenza ajena
y tanta como yo la tengo contigo.
Te avergüenzas de lo estúpido
y odias el tiempo perdido y desperdiciado,
te crees grande e inmensa
y más inmensa y más grande
que la propia madre naturaleza.
Te consideraste invencible
y al final,
perdiste tu dignidad
por tanto suplicar e implorar.
Ya lo decía alguien...
por la boca siempre muere el pez
y va tener razón ese alguien.

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