Conozco una isla,
algo parecida a la que ahora habito,
pero más pequeña, mucho más pequeña,
tiene más palmeras y menos pinos mediterráneos
tiene menos habitantes
por no decir, que no tiene ninguno
y es tan taciturna y abigarrada como cualquier isla solitaria,
donde el amor no tiene nombre propio ni ajeno
allí el amor,
no es tuyo ni es mío ni es de nadie.

No hay comentarios:
Publicar un comentario