MI POSTAL PREFERIDA

 

No hay ninguna búsqueda

en un lugar muerto, desamparado y deshabitado.


Para poder buscar,

antes hubo que encontrar algo:

una colilla,

un hilo de la chaqueta,

un trozo de diente,

un puñal en la espalda,

o una triste mirada

que allí se quedó clavada...


¿Te acuerdas?,

todo es diferente a como era.


El pino aquél que tanto nos gustaba

quebró por su cintura

y ahora es un tronco que sólo sirve de asiento para uno.


La arena tan fina y delicada,

se ha hecho más gruesa y dura,

 se ha petrificado...

y ahora duele más cuando el viento la mueve.


Al Faro...

al Faro le han cambiado de traje

y lo han pintado de blanco y negro.

Su luz, 

antes tenue, lánguida y mortecina

le han cambiado la intensidad

y ahora, es una luz

directa,

penetrante,

más fuerte y más fría,

más blanca y menos amarilla

y dicen que es así

porque la ven mejor los barcos,

pero yo no dejo de ver mi Faro

con su luz antigua

y más en las noches de la más densa niebla.


Mi postal preferida

tiene aquél hermoso pino,

presidiendo la escena.

La arena mojada de la playa

llena de reflejos de luna y mar.

Y el Faro medio difuminado

en una noche donde la más oscura niebla

no me deja ver nada más que tu cara.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

JULIO CORTÁZAR