No se puede escribir
cuando no queda tinta en el tintero de tu cerebro
ni cuando la brisa se muere por desidia y dejadez
ni cuando las nubes se quedan tristes
y clamando clemencia al cielo.
Si nada se mueve
ni tus dedos se van a poder mover.
Y si nada se crea
es por falta o escasez ideas
o porque alguien o algo cortó su suministro.
Y si nada se mueve
y todo se acaba y languidece
la producción creativa
entrará en crisis personal y estructural
y salvo que caiga un rayo sobre tu diezmado cerebro,
estarás condenado a la nada y al papel en blanco.

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