DESDE ESE DÍA



Tardé demasiado tiempo

en aparecer y en hacerlo a paso seguro y decidido.

Hasta ese momento había sido como el Guadiana

un día aparecía

y al siguiente me daba por desaparecido.


Me gustaba esconderme entre la bruma y el bosque,

un día, mostraba mi lado más amable y cariñoso

y al otro, me crecían los uñas de pies y manos

y me convertía en salvaje alimaña muerta de hambre.


Y todo esto, cansa

y cansa mucho

y te agotas después de tantas transformaciones.


Por eso un día dije:

¡basta! y ¡hasta aquí llegamos!.


Y desde ese día me considero que soy

lo que hace mucho tiempo pretendía ser

y soy con mis aciertos y con mis defectos,

es decir, a partir de ese día

soy un yo al completo.


No soy un grande

pero tampoco soy un bicho.

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JULIO CORTÁZAR