En realidad
a mi me da igual
que la tierra sea plana o redonda.
Yo si ando y no me caigo
es que mantengo mi equilibrio.
Claro que lo demás importa
y ¡coño si importa!.
Importa el viejo mar
con su movimiento oscilante.
Importa el viento
y de que manera importa.
Ahora mismo, lo escucho
y mientras se cuela en mi conducto auditivo
me acaricia la piel con su mano tibia y suave.
Importa el compañero de al lado,
el de la lucha y el de la vida
y puede que hasta el de la muerte.
Importan esas hermosas plantas de verano,
la buganvilla,
el hibisco,
el jazmín,
el geranio todo presumido
y por supuesto,
la perfumada dama de noche...

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