LA APARIENCIA

 

Uno

no rompe nada

uno se cree que rompe con todo

y al final,

se tiene que comer sus propias palabras.


Todos aparentamos ser más de lo que somos,

menos... casi nunca

a no ser que tires del hilo compasivo 

y conseguirás una limosna de cariño.


Casi siempre es más,

queremos ser más

es nuestro deseo ser más

y nos hacemos gigantes con los pies de barro

pues al mínimo contratiempo

nos derrumbamos.


Pero la apariencia nos obliga 

a mantener la compostura

y a más derruidos que estemos

más pondremos cara de póker 

y de que aquí no ha pasado nada.


Lo fácil es seguir esa corriente

y hasta sus últimas consecuencias

que normalmente suelen catastróficas.


Y todo por mantener el poder

que te da la apariencia.

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JULIO CORTÁZAR