CUANDO LA NOCHE...




Cuando la noche

acaricia tu alma y la mía

y cuando la luna se convierte en aceituna,

yo te pediría

que me escucharas

porque pudiera ser que dijera algo de interés,

o que no dijera nada

y te hablara en el silencio más absoluto

solo con señas y muecas

solo moviendo los dedos

solo diciéndote

¡te quiero!

con la ternura de mi mirada.

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