No tengo las tijeras abiertas encima de la mesa
ni delante de mi tengo un gato negro todo apestoso.
Mi único pensamiento incómodo ante estas situaciones
es cuando alguien dice en día o en noche de guardia:
¡estamos teniendo una guardia muy buena!.
Y todas esa horas que nos faltan
¿qué hacemos con ellas?.
Porque esa puta guardia de mierda
acaba de ser gafada y maltratada.
Y se va a vengar
y nos va joder la vida.
El muerto al hoyo
y de paso,
metemos al puto gafe.
En fin
¡que me cago en sus muertos!.

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