Nada es como antes,
pero tampoco nada es igual que ahora,
la bucólica nada de otros tiempos...es:
un largo y tedioso verano,
un septiembre húmedo y lluvioso,
un domingo de última hora de tarde,
es el esperar a que escampe
cuando sabes que nunca dejará de llover.
Es la mirada perdida en medio de un bosque
y es una caricia entrañable en un campo de minas.
La nada de ahora...
es nada y es todo,
o es todo sin nada.
Es ver lo que ocurre ahora
y por lo que tocas y palpas.
Es lo que sientes en el instante
de un estallido alucinante.
Es el destiempo al que le queda muy poco tiempo.
Y es la larga agonía
del que se sabe muerto antes de tiempo.

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