Que nada te extrañe.
Espero que mis besos
te hagan soñar con la luna,
y que mis ánimos
te inunden de versos libres e inalcanzables.
Que nadie me quiera de esa manera tan herida.
Qué la noche es mía
y que las estrellas son tuyas
y lo que nos espera
no es tuyo ni mío.
Hay espacios siderales
y sobre todo...
que nadie me quiera de esa manera tan herida.
No me siento un poeta
que llora por esquinas oscuras, olvidadas
y con olor a meadas
y si yo te digo
¡te quiero!
es que por dentro se me derrite el cerebro
mientras el alma se hace grande, gigante
e invade todo lo que tiene por delante
y mi alma se hace invasiva.

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