Viernes de finales de noviembre. Viernes frío, aterido y desapacible... que siempre se puede compensar con el entrañable calor de la chimenea y entonces ese viernes poco a poco se va convirtiendo en uno de los mejores viernes que he tenido en mi vida. A uno y de momento, aún le queda el poder de transformar sus peores días en sus mejores días. Creo que el día en que no lo consiga, será mi primer paso a estar muerto en vida.
Pero bueno, tampoco voy a dictar sentencia el respecto. Y porque cuando llegue ese día, que llegará, a lo mejor me acomodo a la nueva situación y entonces me dedicaré a vivir siendo un muerto viviente sin magia y sin nada. Sólo me preocuparía el comer y el respirar y que no me doliera nada demasiado. Cuerpo de plástico recauchutado, cerebro de mosquito y alma petrificada.
A veces decimos cosas que se nos van de las manos y porque pensamos que siempre vamos a ser valientes, creativos y buenas personas y tal y como te ves ahora. Y en fin, todos sabemos que así no es y que uno lo que tiene que aprender es a estar arriba, abajo y en la mediana. Y en todo tipo de estados: estado animoso, estado depre y estado insensible de corcho. Y de todo esto y un poco más...podremos ir sacando a un Bruno integral y falto de muchas cosas y sobrándome otras.

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