UN MOMENTO INDELEBLE
Me viene a la memoria, muy tenaz,
el recuerdo de aquella madrugada.
Tu marcha me hizo comprender la muerte
que tiempo atrás te fue siempre acechando
-cuánta perseverancia en su insistencia-
llamando en la distancia, exhibiéndose.
Aquella noche, ahora permanente,
dejaste de luchar y renunciaste
a vivir en tu cuerpo.
Así te fuiste:
dejándome la mano ya sin sangre,
que mi mano cogió, y, acariciándola,
dejó de palpitar. Yo te miré
como nunca antes hice,
y noté -creo, estoy casi seguro-
una sonrisa clara mas muy breve
que adelantaba lo que vino entonces:
un extraño silencio.
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