No se puede escribir
cuando no queda tinta en el tintero de tu propio cerebro
ni cuando la brisa se muere por desidia y dejadez en el día a día
ni cuando las nubes se quedan tristes
y clamando clemencia a no se sabe quién.
Entonces es mejor
dejar de ser
y esperar a que otro día
se enciendan todas las luces en el amanecer.
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