EL BARCO Y "DESPEÑAPERROS"

 


       Tanto ir en barco y tanto ir en barco que al final casi me quemo in vivo. 5 horas horas al sol que más calienta y no sé y empecé a oler a chamuscado. De todas formas yo ahora no soy de sol y en todo el verano cogí ese moreno de obrerete de camiseta bien marcada en los brazos. Es decir, por mis zonas corporales  cubiertas mi tono era de hombre pálido pero de rostro pálido pintado de muerte. Me ve un indio todo salvaje y me come in vivo y todo calentito. Y por eso os cuento todo esto y porque esas 5 horas al sol me pusieron de color salmón y enrojecido de brazos, cara y piernas y la verdad, daba más pena que gloria. Como un puto tomate maduro a punto de fermentar en su puto jugo. Dolor en zonas expuestas y más dolor de alma y por ser tan gilipollas. Las verdades a veces escuecen y otras veces queman y a mi me ha tocado la parte de la quemazón. Ahora bien, disfruté como un cosaco en el barco de mi amigo. Me sentí pirata y patrón de yate. Las dos cosas y unas veces me crecía como si fuera un lobo de mar y otras veces, no me sentía tan marino y era como más pirata de tierra adentro. Me supongo que habrá piratas de río y de lago y de alta montaña. Sol inmisericorde que no tiene piedad de los pobres hombres. Aunque yo de pobre hombre no tengo ni un pelo, aunque maticemos un poco más, yo tampoco soy rico de pasta y en cambio y ahí es donde está el quid de la cuestión, soy rico en sensaciones y valoro y mucho mi forma de ser y de estar por la vida. En fin, me gusta como me tomo la vida y cuando me veo delante del espejo me digo, tío te aprecio y te quiero y no te doy por el culo porque los espejos no tienen culo.

      Las ansias de vida me pueden. Las mañanas y las tardes otoñales son punto y aparte y por mi parte son un punto de inflexión y del que se debe partir si alguien quiere conectar conmigo. Sin Otoño no hay trato ni negociación posible. Primero está el Otoño, de segundo plato también lo está pero con Setas de temporada y de postre, quiero unas castañas asadas en un horno de leña. Hasta ahora la escena se puede ver perfectamente. Al fondo del escenario también se puede observar un bosque denso de Robles (Carballos, en gallego) y entre ellos una frondosa alfombra de verdes y frescos helechos (Fieitos, en gallego) y de vez en cuando aparecen unas manchas marrones, amarillas, verdes y grises, que vienen a representar los colores de las hojas secas y recién caídas de los árboles. Bosque, yo quiero bosque y quiero bosque tanto como quiero un río y un mar y un faro y un desfiladero. 


"Despeñaperros"
   Como ese desfiladero que está a la entrada de Andalucía, "Despeñaperros" y nombre más gráfico es imposible y porque es muy visual y expresivo. Con ese nombre no hace falta ver el desfiladero, porque simplemente te lo imaginas con esas paredes altas y poderosas de piedra tozuda y terca y con esos tajos tan profundos y tan hondos que te imaginas abismos que llegan hasta el núcleo de la tierra. Hay nombres que describen mejor que la vista. Después llegas al desfiladero y ves los tajos y las grandes piedras, pero como vas en coche y como tiene un buen montón de curvas jodidamente enrevesadas y peligrosas, tienes que poner toda tu atención en la conducción y al final del Desfiladero te quedas con todo lo que viste en tu imaginación dentro de esa película mental que se llamaba "Despeñaperros". Y caen perros del cielo y como granizo duro y frío.

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JULIO CORTÁZAR