¡¡¡CRACK!!!


El día sigue su curso y yo voy tras su estela y no sé, me muero de hambre y tengo que esperar más de media hora para poder comer y así, saciar mis insaciables apetitos. Joder ¡qué hambre!, pero tengo que aguantar mis ganas, porque he firmado un contrato figurativo conmigo y donde me comprometía a ponerme a dieta y hasta ponerme tan fino como un silbido. Yo en éste tipo de contratos, que uno hace por lo bajines y que además, se pone como propio y único testigo, me siento sumamente comprometido, porque entra en juego mi propio prestigio y el poder de mi palabra, tomando esa palabra como si fuera todo un puto juramento sobre una biblia o sobre una novela de García Márquez ("Cien años de soledad", ¿quizá?) y en definitiva, el tema está en no defraudarse uno a si mismo y en saber que me puedo fiar de mi y de mis intenciones y decisiones.
Algo hace crack dentro de tu cabeza y entonces sabes que lo que has decidido va a ir a misa y que sea como sea será cumplido. ¿qué como hace crack?, pues no lo sé, yo oigo que algo dentro de mi cabeza hace crack como un crujido y ya está. Dejar de fumar y oí el crack..., adelgazar y vuelvo a oír el crack..., dejar de follar y no oigo ningún crack, porque no puedo dejar de hacer lo que no estoy haciendo ni veo visos de hacer y es así de simple y es así, de triste la verdad. Y sino mirar lo que me pasa: toda la vida suspirando por follar y cuando puede ser factible (a éstas alturas muy pocas veces lo es), pues va y se me quitan las ganas de follar y prefiero acariciar y besar y amar y hablar y escuchar.
Es el problema de tener la sensibilidad a flor de piel y eso demuestra que hay millones de sensaciones que no nos podemos perder, que están antes o después del follar o que a veces, están en el mismo acto de follar, pero que ahí están y están para que las podamos disfrutar, tocar y sentir. Por tanto y concluyo: no nos obsesionemos con el folleteo, bueno, eso es lo que me digo yo todos los días y todas las mañanas y a veces, me lo creo y otras veces, no me lo creo y todo depende del viento del norte o del sur, de si lo hace o de sino se hace y porque siempre hay que buscarse un vínculo con la naturaleza y yo con el viento lo tengo muy fácil, me encanta y disfruto con su agradable compañía y sobre todo, he aprendido a escucharlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

JULIO CORTÁZAR