Otro día en la buchaca (en el bolsillo),
por aquí... por ésta diminuta y preciosa Isla
sigue batiendo el viento con fuerza,
parece que tenía ganas
puede que con esto del confinamiento
también se tomara un descanso
¿porqué que sentido tendría el viento
si nosotros estamos encerrados en casa?,
pues ninguno
el viento está para sacudir ideas
y removerlas y entremezclarlas,
va muy bien para los de ideas fijas
y principios inamovibles
una racha de fuerte viento
cura la única idea fija
y la desintegra en diminutas partículas
que a su vez, se llevará el viento...
Para los obsesivos también viene muy bien,
el viento moldea la obsesión
y poco a poco la va esculpiendo
y hasta hacerla moldeable y maleable,
entonces la obsesión será una idea más entre un millón de otras ideas...
Pero no podemos olvidarnos de los trepas,
de esa subespecie que se arrastra por las cunetas,
que en cuanto puede y le dejas
te pisará la cabeza y al grito
¡soy mucho más y mejor que tú!
que yo no digo que no lo sea,
no entra en mi raciocinio ese tipo de discusión
y hasta puede que lo sea,
pero de ahí a que me considere un ser inferior
y que me trate como si fuera un simple cucaracha
a la que hay que pisar y espachurrar...
en su interminable escalada social hacia la cumbre,
pues hay algo que no cuadra,
primero,
porque él y por mucho que quiera
jamás llegará a la cumbre
como mucho se quedará en la medianía de la mayoría...
segundo,
porque yo no soy escalón o peldaño de nadie,
ni me gusta que se me suban a la chepa,
ni que nadie me maltrate con su desprecio...
y tercero y último,
al trepa hay que darle de comer aparte,
porque sino se comerá tu comida
y la del otro y la de todos,
la mínima distancia que hay que tener con el trepa,
son los dos metros de ahora,
y será obligatorio el uso de mascarilla y guantes.

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