CON LA FELICIDAD ENVENENADA

 



Con la felicidad envenenada 
que guardo dentro de mis entrañas, 
hago esculturas de papel
después, 
las quemo sin piedad, 
sin remisión 
y sin pedir perdón,
y para que no quede ningún vestigio
y para que el viento esparza las cenizas de aquél amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

LA CAÍDA de Batania

Fue mi historia con ella como tirarse del décimo y encontrarse en el aire con una mujer que se había lanzado del noveno: pensé que nos unía ...