Diles que no somos nada
diles que somos ajenos a nuestros cuerpos,
y que somos polos opuestos.
Diles que yo soy, la tierra y tú, eres el cielo,
que yo soy el ocaso y tú eres la luna llena,
que tú eres agua y yo soy aceite.
¡Miénteles!,
y cuando escuches mi nombre
no gires la cabeza,
que nadie sepa que tú eres mía
y que yo soy tuyo.
Seremos felices a solas,
tú leyéndome entre líneas
y yo escribiendote versos.
Que nadie se entere
que somos arena y agua
y que a solas somos uno,
yo seré el alma y tú el corazón ensangrentado,
yo seré el poeta y tú la fuente de mi inspiración,
tú, serás mi dulce veneno y yo, tu terrible maldición.

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