Me dejó clampado, insomne y aturdido,
medio muerto o medio vivo,
medio despierto o medio dormido.
Me dejó entre dos aguas,
entre dos historias incabadas,
en medio de la nada,
vacío de argumentos,
exhausto de ideas,
flojo de sentimientos,
y diarreico de pensamientos...
Me dejó entre la una y las dos,
o entre las tres y las cuatro,
en medio de ese espacio muerto,
sin tiempo, sin hora, sin espacio,
entre la nada y el todo,
entre lo que voy hacer
y lo que debería haber hecho
me dejó entre mis quimeras,
entre la primera, natural e instintiva
y la segunda, más estudiada y meditada,
y ahora sigo en el mismo debate:
¿qué hacer en medio del desierto?

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