Día raro donde los haya. Calor a espuertas. Cocido por dentro. Sudando como un cerdo. Mi Cabeza parece una fuente de la que emana el sudor con toda su belleza. Y la guinda del pastel es el fuerte dolor de articulaciones con el que dios me ha regalado en el día de hoy. Cualquier movimiento me duele, pero me duele a conciencia. Y lo peor de todo, es que no tengo motivo, es decir, ayer no me maté a hacer ejercicios, ni cogí la bici, ni jugué al padel, ni hice traslado de cosas pesadas. Estuve buenamente sentado (como casi todos los días) delante del ordenador. Y la única razón que se me ocurre, es que mi cuerpo después de 20 días de vacaciones, se esté quejando por tener que volver a currar. De alguna manera, que yo sé que no podré demostrar, cobra peso éste último argumento.
Bueno, también me estuve currando mi casa y de abajo a arriba. Y pintando a todo trapo y arreglando desfeitas (cosas rotas). Desde puertas a paredes y desde paredes a patios...Porque me acabo de hacer un patio precioso y entrañable: todo lleno de flores, pintado con delicada conciencia, con una sombra que te cagas, con una mesa y sillas preciosas (que no caras, pues son de segunda mano) y además por ese patio, corre el aire y la brisa marina y el viento...y sino es el Palacio Real, pues se le parece...
No hay comentarios:
Publicar un comentario