Tenía ganas de gritar
¡te quiero!
y hacer de ésta noche la noche más infinita
y sin amaneceres ni hostias benditas,
sólo revolcándonos entre sábanas sudadas
y dando vueltas sin ningún sentido
y buscando cuevas el uno en el otro,
¡te quiero!
y hacer de ésta noche la noche más infinita
y sin amaneceres ni hostias benditas,
sólo revolcándonos entre sábanas sudadas
y dando vueltas sin ningún sentido
y buscando cuevas el uno en el otro,
entonces yo, te diría
¡te quiero!
y nada más decirlo
te volvería a repetir
¡te quiero!...
y nada más decirlo
te volvería a repetir
¡te quiero!...

No hay comentarios:
Publicar un comentario